Rinzenmuseum de Custodio Tejada. Averso Poesía. Granada 2024. Por Paloma Fernández Gomá
Rinzenmuseum de Custodio Tejada. Averso Poesía. Granada 2024.
Por Paloma Fernández Gomá
El poeta Custodio Tejada en esta última entrega nos ofrece un glosario de haikus y tankas, junto a otros poemas que rivalizan en la mirada poética de una realidad cercana, vitalista y llena de connotaciones íntimas que a modo de rizoma se extienden para ofrecernos un panorama universalista de percepciones, expresadas en una métrica de versos cortos, en muchos casos de origen oriental, como ocurre con el uso de haikus y tankas .
Prosigue nuestro poeta en su lírica con versos en la misma línea de brevedad y de cercanía para ofrecernos un poemario que se inspira en la estética del alma con sus luces y sus sombras.
Relevante es el apartado “Cámara obscura” a modo de recepción de imágenes que trasladan un antes y un después en nuestras conciencias, muchas veces deshabitadas dentro de un espacio que permite para madurar conductas y posibles consecuencias.
Custodio Tejada sostiene el vínculo de la palabra con la conciencia como un valor demostrable que hemos de cultivar.
La realidad vital asoma en los haikus con fuerza e intensidad desde lo sencillo hasta elevar el gravamen semántico de lo que se va percibiendo en los poemas.
Los tankas acentúan el paisaje propio del poeta con escenas, objetos o contenidos.
El fado, con su rastro de nostalgia, deja su huella en este poemario; porque Custodio Tejada va hilvanando lo próximo con lo lejano, concepto con palabra, y verso con expresión de dádivas ocultas que transmiten sensaciones.
Arces quejigos/ piornales tomillares/zarzaparrillas/ Laguna de la Mosca/Vereda de la Estrella/
Siete lagunas/Veleta y Mulhacén/ Siera Nevada/
La lentitud/ de los pasos, bastones/remos y piernas./Alta montaña/refugio Postero Alto/y el río Alhorí. (´pág. 103). Versos testigos de su entrono donde reposa el alma junto a la naturaleza.
Lisboa , el Tajo y Pessoa son el camino hacia el barrio de Alfama; lo lejano se hace tangible en este rizoma poético que extiende su amplia nervadura a lo largo del libro.
Custodio Tejada sostiene el vínculo de la palabra con la conciencia como un valor demostrable que hemos de cultivar.
La realidad vital asoma en los haikus con fuerza e intensidad desde lo sencillo hasta elevar el gravamen semántico de lo que se va percibiendo en los poemas.
Los tankas acentúan el paisaje propio del poeta con escenas, objetos o contenidos.
El fado, con su rastro de nostalgia, deja su huella en este poemario; porque Custodio Tejada va hilvanando lo próximo con lo lejano, concepto con palabra, y verso con expresión de dádivas ocultas que transmiten sensaciones.
Arces quejigos/ piornales tomillares/zarzaparrillas/ Laguna de la Mosca/Vereda de la Estrella/
Siete lagunas/Veleta y Mulhacén/ Siera Nevada/
La lentitud/ de los pasos, bastones/remos y piernas./Alta montaña/refugio Postero Alto/y el río Alhorí. (´pág. 103). Versos testigos de su entrono donde reposa el alma junto a la naturaleza.
Lisboa , el Tajo y Pessoa son el camino hacia el barrio de Alfama; lo lejano se hace tangible en este rizoma poético que extiende su amplia nervadura a lo largo del libro.
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