El pariente lejano de María Antonia Ortega.Huerga Fierro. Editores. Por Paloma Fernández Gomá
El pariente lejano de María Antonia Ortega.Huerga Fierro. Editores. Por Paloma Fernández Gomá
María Antonia Ortega, Madrid década de los cincuenta, nos acerca a la poesía con su última entrega " El pariente lejano" un libro que tiene como centro la poesía. Pues si bien estamos acostumbrados a que los poemarios versen sobre el tiempo, el amor, la soledad, la reivindicación social o la naturaleza o la muerte; María Antonia nos lleva a la poesía como centro de sus versos y será el poeta, el yo que en primera persona nos hable de la poesía. Un yo lejano y cercano, pues se representa con una ceguera absoluta ante la luz, luz externa, porque la luz interna se manifiesta en todo su esplendor. Y acaso no es cierto que la poesía goza de luz propia, luz que emana del interior y recorre todos los ámbitos de la vida del hombre, llenándola de humanidad, valor casi obsoleto en nuestra sociedad. María Antonia Ortega lo recupera con exquisito gusto de poeta acendrada y dialoga en un lugar diferente, un hotelito discreto que acoge escenas, mensajes, comportamientos, donde la poesía vive sus días, hora a hora, marcando todos los capítulos que encierra el libro.
Hablan los amantes y van tejiendo los versos con inusitada armonía de esperar siempre la reciprocidad, pues no existe amor sin reciprocidad, sin entrega, sin esperar nada a cambio que no sea sólo amor.
De "El pariente lejano" rescato estos versos:
"Pues la poesía es/su propio tema,/su propia música,/y su propio silencio"
"El tiempo,/todo el tiempo,/cualquier tiempo,/eran siempre suyos./Y en torno a ella despertabase/la sensualidad de otra época/con papel estampado en la pared"
"Así habló el primer ciego:/Nunca han sido mis noches oscuras/sino verde damasco y esmeralda,/color lapislázuli e incluso aguamarina"
"En la historia de la humanidad/sólo es interesante/ la renuncia al poder"
"La literatura es panteísmo/sin olvido,/pues en ella el género nunca borra/al individuo"
"Más allá del amor, la muerte y la memoria de los dioses,/después de los paraísos artificiales,/ya es hora de que la poesía/sea tema de si misma"
El poemario de María Antonia Ortega es toda una declaración de intenciones que avalan un proceso de introspección necesario para conducirnos a una poesía necesaria, al alcance de todos que desoye influencias ajenas al mero hecho poético y que abre perspectivas necesarias para acercarse a una poesía sin géneros mi apóstrofes, directa que sale del dictado de la conciencia y que huye de todo poder, como causa deteriorante del hecho poético. Poesía en libertad es a las que nos conduce nuestra poeta, donde el amor encuentra el equilibrio entre los amantes: impetuosidad, hasta llegar a hermandad, donde reina la quietud benevolente y la paz en torno el amor. Desembarazarse de lo temporal, huir de lo estentóreo y por supuesto del poder, como traba que merma el alcance de la poesía, desvinculándola de su último objetivo: llegar a corazón, al alma dormida de los amantes, al centro de la vida.
Un libro recomendable y hermoso donde hay poemas exultantes como La finca de Posidonia o De natura.
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